Caballos sangradores: hemorragia pulmonar inducida por ejercicio

La hemorragia pulmonar inducida por ejercicio es como un iceberg en el que la punta visible es la epistaxis y la parte no visible es la que ocupa el mayor volumen.

En el Blog de Pavo hablaremos de la hemorragia pulmonar inducida por esfuerzo (HPIE) para que puedas actuar con medidas preventivas para disminuir su incidencia.

¿Es lo mismo epistaxis, hemorragia pulmonar inducida por esfuerzo y caballos sangradores?

HPIE es la aparición de sangre en las vías respiratorias por extravasación o por rotura de los capilares de los alvéolos cuando el caballo hace un ejercicio intenso. Por eso, es más frecuente en caballos de carreras o caballos con ejercicios de sprint.

Esta presencia de sangre en las vías respiratorias no siempre aflora por los ollares, que es lo que se conoce como epistaxis. De hecho, los datos dicen que menos del 5% de los casos de HPIE tienen epistaxis, que puede ocurrir muchas horas después del ejercicio. Por lo tanto, la epistaxis es un síntoma de la HPIE que no siempre aparece.

Lo que si se da es que hay hemorragias internas en el pulmón, que junto con la aparición de sangre en los ollares hizo que la HPIE se conociese coloquialmente como caballos sangradores.

Causas de la HPIE

Su origen es multicausal y poco conocido, pero cualquiera de las causas conduce a un aumento de la presión vascular a nivel de capilares alveolares, que hace que componentes sanguíneos pasen a la luz de los alvéolos, y de ahí al exterior´.

Según la extensión de las roturas y, por tanto, la cantidad de sangre liberada, esta sigue su trayecto hacia los ollares. Si es poca, solo alcanzará los bronquios. Si aumenta, llegará a la tráquea. Y, si es mayor, saldrá por los ollares.

Según el nivel que alcance la sangre, se clasifica en HPIE del grado I al V. Donde el I sería un grado en el que el sangrado es pequeño y solo alcanza los alvéolos, y el grado V es tan intenso que causa la muerte del caballo. En el medio están otros niveles como el III, que alcanza la tráquea, o el IV, en el que la sangre sale por los ollares.

Lo interesante de esta clasificación es que el endoscopio solo llega a la tráquea, así que muchos caballos endoscópicamente negativos pueden tener HPIE de grado I y II.

Síntomas de la hemorragia pulmonar inducida por esfuerzo

Disminución del rendimiento durante la carrera

Debido a que la rotura capilar impide el correcto intercambio de oxígeno en los alvéolos y a que esa sangre produce obstrucción física para la entrada de aire.

Tos y degluciones repetidas

Cuando la sangre alcanza la tráquea, los mecanismos defensivos del sistema respiratorio provocan tos para expulsar ese cuerpo extraño.

Cuando las extravasaciones alcanzan la faringe, se estimula el reflejo deglutorio para que lo que allí se encuentra pase al esófago y no vuelva al respiratorio.

La frecuencia de aparición aumenta en cada esfuerzo

Cuando se extravasan las células y líquidos sanguíneos al interior del alvéolo, el tejido reacciona defendiéndose ante algo que no debería estar ahí, creando una reacción inflamatoria (bronquiolitis) y un tejido cicatricial posterior, que es menos elástico que el sano original (fibrosis).

Algo similar ocurre cuando los capilares se rompen: el tejido de reposición cicatricial de los vasos es menos elástico.

Todo esto hace que en un segundo esfuerzo el problema de extravasación y rotura capilar aparezca más fácilmente, al ser todo el tejido perialveolar menos elástico.

Cómo se cura un caballo sangrador

El tratamiento farmacológico previo para evitar el sangrado en la carrera no siempre surte el efecto que se busca. Esto es así por lo complicado de establecer la verdadera causa que genera el sangrado y porque la mayoría de los medicamentos están prohibidos en la competición por el sistema antidopaje.

Por lo tanto, esta medicación se reserva para los entrenamientos o para tratamientos posteriores a la carrera. Pero más que con la medicación, la prevención verdadera es cuidar al sistema respiratorio como a una joya.

Parece existir cierta relación entre la HPIE y el asma. Por lo tanto, debe de cuidarse al máximo todo aquello que influya en un caballo asmático. Debemos de prestar especial atención al polvo ambiental, el polvo del heno y los mohos, las camas y la ventilación (no solo en el box, sino también en el transporte). Hemos hablado del asma del caballo en el blog.

¿Cómo disminuir la carga de polvo debida al alimento?

Se puede disminuir la carga de polvo debida al forraje colocándolo lo más bajo posible, humedeciéndolo o sustituyendo parte del forraje tradicional por sustitutos de forraje compactados que deben de ser rehidratados con agua antes de consumir y, por tanto, no liberan polvo. Además, al estar deshidratados y tener una humedad muy baja, no desarrollan moho, que es otra de las causas del asma.

En cuanto al pienso y el desarrollo de polvo ambiental, además de que nunca se deben de molturar en forma de harina, se suelen mezclar los piensos con aceites ricos en ácidos grasos omega que tengan propiedades antiinflamatorias y que además envuelvan las partículas sueltas y eviten el polvo libre.

Los caballos sangradores deben de parar de correr durante varias semanas para permitir que se reparen los vasos y que el sistema defensivo respiratorio actúe y elimine las extravasaciones.

Este sistema de defensas respiratorias se ve deprimido en caballos con estrés. Por lo tanto, antes de entrenar, al competir o posteriormente, se deben favorecer condiciones naturales de manejo del caballo que vayan acordes a su comportamiento y minimicen el estrés.

En el blog de Pavo ya hemos hablado de algunos modos de prevenir este tipo de estrés:

• Cómo evitar el estrés en el caballo durante la competición
• Los caballos que viven en compañía de otros están más equilibrados
• Cómo ayudar al caballo nervioso
• Estrés en el transporte del caballo 

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