Parece que hemos olvidado ya los tiempos en los que el caballo se usaba en las labores del campo. Muchas razas han entrado en peligro de extinción por esa mecanización que relegó al caballo, pero el caballo no solo sigue siendo necesario para muchas tareas, sino que su función ha sido el origen de muchas disciplinas ecuestres.
En el Blog de Pavo tenemos de invitada a Inmaculada Estévez Pérez (Macu), directora del Centro Ecuestre El Cañuelo para que nos inculque un poco de “pellizco” hablando de las raíces de la doma vaquera.
Macu, ¿cuál es el origen de la vaquera como deporte?
En Andalucía la única forma de trabajar con el toro bravo era utilizar el caballo y así poder trasladarlos y manipularlos. Cuando llegaba la temporada de las ferias o romerías, estos mismos caballos se preparaban para poder ir a estas ferias, montarlos y pasearlos. A partir de ahí empezó a haber una relación del caballo de campo con el caballo para ocio, y posteriormente con el deporte.
La evolución en la doma vaquera ha sido brutal, desde su raíz en el trabajo de campo, hasta ser una disciplina ecuestre a la altura de otras, mucho más antiguas.
En un principio eran exhibiciones, después concursos con una normativa básica y poco a poco se ha convertido en una equitación de nivel. Hoy en día, en una pista no solamente se ve el trabajo en el campo, sino que ya se están viendo una serie de ejercicios que van mucho más allá.
Nosotros, en El Cañuelo, competimos pero sin perder nuestra raíz, porque lo importante, al final, es no perder la raíz, no perder ese “pellizco vaquero” del que tanto se habla, y llevarlo a un cuadrilongo, donde los espectadores puedan disfrutar del trabajo que el caballo hace en el campo, pero en la pista.
Macu sentada a la amazona y vestida de vaquera
¿Qué es el pellizco vaquero para ti?
Es eso que se ve, que se siente, pero que no se sabe lo que es. Es ese caballo que transmite. Es ese caballo que te hace levantarte, que te hace aplaudir, que te llena el alma, que es diferente. Es un caballo que arrea, que templa, que para, que tiene una cosa tan especial que no se sabe ni lo que es. Eso es el pellizco vaquero para mí.
¿Hay gente que compite en el cuadrilongo pero ya no hace trabajo de campo, o se conserva esa dualidad de trabajo y deporte?
No se debe de perder esa dualidad porque eso es lo mejor del “pellizco”.
Ahí tenemos un buen debate. En realidad debería de servir para las dos cosas y al final es lo que se debe de pretender, que el caballo que está en pista 8 minutos, sea el mismo que pueda estar 8 horas en el campo, y que puedas soltarle las riendas y puedas alargarlo y pueda no estar en la vertical sin que se te vaya. Eso es lo que para mí es el caballo de vaquera, que da igual que lo monte un niño de 6 años a que lo monte un hombre de 40, y el caballo tiene que tener ese sometimiento y ese saber estar. Y eso es difícil, por eso para mí la vaquera es tan especial, porque no son solo 8 minutos: es un poco más, es el día a día.
¿Qué características físicas y mentales debe de tener un caballo de vaquera?
Tiene que ser un caballo equilibrado y estar psicológicamente preparado, no puede ser un caballo estresado. No puede ser un caballo “pasado de vueltas”, tiene que ser un caballo con un equilibrio emocional total.
¿Físicamente? El caballo de vaquera siempre ha sido un caballo más cruzado, más alto en sangre, con un cuello más largo, más fino. Los posteriores muy buenos para poder aguantar las medias, las piruetas, los arreones, los parones. Un caballo con una cruz destacada. Un caballo que siempre esté con una puesta en manos buenísima, que siempre esté preparado, que el jinete lo llame y salir; y volver a la calma en segundos. Entonces tiene que tener un conjunto de cualidades muy muy especiales.
En la doma vaquera el caballo debe ser muy equilibrado física y mentalmente
¿Qué características físicas y mentales debe de tener un jinete o amazona de vaquera?
Se ve un poco de todo, pero yo creo que tiene que tener una mano dulce. Es mejor tener dulzura que fuerza. Para la equitación la fuerza no sirve. Hay que tocar con las ayudas suaves, que no se vean demasiado exageradas.
Tiene que ser como la mano y el guante, una cosa que se lleve casi con la respiración, con un tacto especial.
Considero que deber ser unión, conexión y sensibilidad.
La doma vaquera, evidentemente, es un deporte, y la persona que lo practique debe de tener unas cualidades físicas definidas, pero aparte de eso, debe de tener una sensibilidad muy especial.
¿Con qué edad se comienza a entrenar el caballo para vaquera?
A los 3 años empiezas muy suave: a ramalear, un poquito de doma de cuadra, tocarlos..., pero no mucho más.
Nosotros, aquí en El Cañuelo, empezamos a trabajar a los potros con 4 años, y sí, es cierto que le damos más tiempo a los potros, no corremos. Les hacemos trabajar despacio porque el potro de hoy es el caballo de mañana.
Tienes que cuidarlo físicamente y en alimentación y en todo; porque va a ser la pieza clave para después poderlo llevar a pista.
Empezamos con un filete y montura inglesa, después ya ponemos su montura vaquera y la embocadura que cada uno necesite.
¿Qué le recomiendas a alguien que quiera comenzar en doma vaquera?
Que tenga muchísimas ganas, muchísima paciencia, que sepa que esto no se hace rápido y veloz, que necesita su tiempo, que necesita muchísimas horas.
Que busque un caballo apropiado para este tipo de equitación y que es una cosa muy bonita y que lo busque porque al final se encuentra “el pellizco”, ¡como lo busqué y lo encontré yo!
Y ¡que no coja una vara o una espuela hasta que no tenga sensibilidad suficiente para cogerla!
Invitada en el blog de Pavo:
Inmaculada Estévez Pérez
Licenciada en Biología por la Universidad de Córdoba, dirige el Centro Ecuestre El Cañuelo desde el año 2000.
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