06 Diciembre 2022

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Los caballos calientes: cómo solucionarlo

Tener un caballo que se calienta fácilmente puede terminar con la paciencia del jinete más templado, además del peligro que conlleva.

En el Blog de Pavo hablaremos del caballo caliente para que puedas convertirlo en un caballo con menos ganas de botarse, menos asustadizo y más centrado en el trabajo.

Qué es un caballo caliente

Un caballo caliente es un caballo tan lleno de energía que hace muy difícil su monta. Es un caballo fuerte, reactivo, nervioso y más miedoso de lo normal. Vive en una continua lucha con el jinete y el jinete con él. A algunos jinetes les gusta este temperamento, ya que en lugar de empujar tienen que retener, pero en realidad, un caballo que trabaja caliente todo el rato te complica mucho el poder realizar un trabajo fino, es desmoralizante y hasta te puede frustrar tanto que entras en ira.

Tipos de caballos calientes

Tenemos que diferenciar el caballo caliente porque come por encima de la energía que desgasta, del caballo que tiene algún problema de comportamiento. En este último, el nivel de energía es correcto, pero llega un momento en el que algo hace de disparador y el caballo se calienta.

¿Ejemplos? Un caballo que está en pista trabajando muy bien hasta que es consciente de que va a encarar un salto. A medida que sabe que se acerca el momento, comienza a calentarse y hacerse cada vez más duro de boca. Tal vez, haya tenido algún trauma saltando, de modo que cuando vuelve a tener que saltar, recuerda esa experiencia negativa, y su respuesta como herbívoro es prepararse para la huida. Como está contenido por el bocado, tal vez puedas dirigirlo, pero tienes que saber que va en una huida continua.

Otro ejemplo: caballos que en pista van muy bien, pero al salir al campo sí que se calientan.

O aquellos que solo se calientan con algunos jinetes, pero con otros no (incluso con niños van bien). Un jinete “experimentado”, que presiona demasiado y solicita aquello para lo que aún no está preparado, hace que el interruptor del miedo salte. En cambio, con un niño dulce, trabaja encantado porque va relajado haciendo ejercicios para los que está preparado y entiende lo que se le pide.

Esto ya no es un problema de alimentación, sino que aparece un comportamiento de preparación de la huida ante un miedo.

Los miedos pueden tener orígenes muy distintos, ser muy variados y no tienen ni que ser reales. Lo malo es que un caballo con miedo no aprende, y esa mala experiencia seguirá ahí, repitiéndose. El trabajo para eliminar ese miedo, aparente o real, deberá comenzar bastante antes de que entre en fase de huida, y muchas veces necesitarás la ayuda de un profesional.

Una manera sencilla de diferenciar el caballo que se calienta por causas alimenticias y el que lo hace por miedo es que el primero comienza el entrenamiento muy explosivo y a medida que trabaja se va relajando. En cambio, el segundo, comienza bien y cuando aparece la causa del miedo se calienta.

Soluciones para caballos calientes por causa de la dieta

Cuando el caballo tiene una dieta mayor en energía que la que gasta, el caballo está explosivo y puede convertirse en un peligro para un niño o un jinete inexperto. No causará problemas a un jinete experto que “sobrevivirá” bien durante esos minutos explosivos hasta que el caballo desahogue, se pegue unos botes y estire. Estos caballos responden muy bien a un cambio de dieta de menos calorías, acorde a sus necesidades, o a un aumento del ejercicio diario.

Los suplementos especiales que reducen el nerviosismo, como Pavo BeChill o como Pavo NervControl, ayudarán en el proceso.

Pero ¿qué ocurre cuando el caballo entrena bastante y compite, es decir, tiene un buen desgaste energético, y, además, está en plena forma? Si cambiamos a una dieta más baja en calorías, adelgazará. En un caballo que compite necesito mantener las calorías sin que se caliente. Pues eso se puede hacer reduciendo los azúcares y el amidón y aumentando el porcentaje de grasas para que, al final, el resultado calórico sea el mismo, pero con energía “fría”.

Los azúcares simples y el almidón se asimilan rápidamente en el organismo del caballo, de modo que, tras la ingesta, se producen picos de energía que el caballo quiere liberar, ya sea corriendo, en alegrías, en botes o retrotándose.

Sin embargo, las grasas (aceites) producen energía de liberación prolongada en el tiempo, que no calienta al caballo, pero si aportan calorías. El caballo se vuelve menos reactivo, menos asustadizo, con menos ganas de botarse y más centrado en el trabajo.

Cuando un caballo necesita mucha energía en su dieta porque realiza un trabajo intenso, también necesitará más proteína, así como otros niveles de vitaminas y minerales. De modo que, un caballo que trabaja mucho no necesita más pienso, necesita otro pienso.

Para que un caballo de deporte que no se caliente, pero tampoco adelgace ni enferme, deberemos:

  • Aumentar la cantidad de forraje, que debe de ser de buena calidad y representar al menos el 70% de la dieta. Una forma de mejorar el forraje es añadir copos de pulpa de remolacha sin melazas como Pavo SpeediBeet o pulpa de remolacha combinada con alfalfa como Pavo FibreBeet.
  • Suministrar piensos:
    • Con menos contenido en almidón y con mayor contenido de grasas
    • Con mayor cantidad de proteína
    • Con niveles de vitaminas y minerales adaptados a sus necesidades deportivas
  • Suministrar toppings (piensos que se añaden como extra del pienso habitual) altos en energía, pero de liberación lenta, que no crean picos de glucosa en sangre. Son toppings de salvado de arroz como Pavo RiceBran. El salvado de arroz, además de energía, aporta proteína.

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